domingo, 24 de octubre de 2010

Relato: Sexualidad 0%


Eleuterio Marlboro era un hombre de unos treinta y cinco años. Trabajaba en una fabrica de cajas de cartón. Estaba soltero y era bastante feo, lo que ayudaba a ser lo primero y a no ligar nada. No tenia padres y vivía solo.
Un lunes se despertó a las 6 y media de la mañana para ir a trabajar. Se llevó una sorpresa enorme. Fue a la pata coja hasta el teléfono. Llamó al trabajó y se puso Manuel, el conserje.
   -Manué, soy el Ele. ¿El jefe no andará por ahí, no?
   -!Hola¡¡ Qué va! Hasta las nueve no andará por aquí. ¿Qué pasa?
   -Bueno, avísale que no iré a trabajar. Que tengo que ir al medico.
   -¿Y eso? ¿Qué te pasa?
   -Pues que se me ha caído un trozo de pierna. Yo no entiendo como. Me voy ahora al medico.
   -¿Qué se te ha caído un trozo de pierna?¿Pero que has hecho, tío?
   -No lo entiendo, tío. Dile al jefe que voy a estar de médicos.
   -Vale, ya le digo. Mejórate.
 
Volvió a la cama a la pata coja. Cogió el trozo de pierna que había dejado allí, sobre la colcha. Lo acercó a la luz y la miró de cerca. No había ningún corte ni sangre. Medio adormido que estaba no entendía nada. Se miró a su pierna izquierda y, debajo de su rodilla, le falta exactamente el trozo de pierna que tenia en la mano. Se le ocurrió entonces que si las piernas fueran desmontables, seria más fácil cortarse las uñas. A ese pie le hacia mucha falta. 
Se tocó por debajo de la rodilla y tampoco había corte, ni sangre ni dolor. Se vistió, y también vistió a su pierna separada con un calcetín y zapato a juego con los que llevaba en el pie que aún tenía unido. Cogía una bolsa del super, puso la pierna y se fue a la pata coja al medico. Por suerte, era muy temprano y nadie le podía ver dando saltitos con su pie bueno. A cada salto, la pierna también saltaba en la bolsa.

Llegó a urgencias y esperó un rato a que le atendieran. Le atendió entonces el Doctor Piruletti. Entró en una pequeña sala con él y se sentó.
   -Bueno, pues usted dirá.
   -Bueno, pues... Resulta que se me ha caído la pierna.
   -¿Qué se le ha caído la pierna?
   -Sí. Mire. Aquí la traigo.
Puso la bolsa encima de la mesa y sacó el trozo de carne para mostrárselo al doctor. Un trozo de pierna con un calcetín azul hasta arriba para que no pase frío y un zapato marrón algo desgastado. La puso en horizontal sobre la mesa ya que no se aguantaba sola.
El doctor se puso a examinar la zona de desunión y comprobó que no había ni corte ni sangre.
   -¿Qué hacía mientras se le separó la pierna? -preguntó el doctor.
   -Estaba durmiendo y me di cuenta cuando desperté. Ni me dolió ni nada.
   -¿Ayer la tenia totalmente junto a su cuerpo?
   -Sí. No noté nada raro.
El médico se quedó callado un rato bien largo pensando. Eleuterio se estaba preocupando mucho. Pensaba en si tenia que ver esto con ovnis, ladrones de piernas o algo así.
   -Ahora vengo.
El doctor cogió la pierna y salió de la sala. Tardó un buen rato en volver y volvió con dos médicos mas. Uno parecía el jefe y el otro, si no fuera por la bata blanca, no parecía médico. El que parecía el jefe se le acercó y se lo quedó mirando. Ele se sentía como una célula entre cristales que la observan con microscopio.
   -Siéntese en la camilla y arremánguese la pierna izquierda, por favor.
Ele se sentó y se arremangó. Los tres doctores se pusieron a mirar la zona de desunión desde muy cerca. Entonces empezaron a comentar cosas entre ellos en voz baja como si Ele no pudiera oírlos. 
El jefe se puso de pie enfrente de Ele.
   -Sr. Marlboro. Soy el Doctor Monipeni ¿Tiene usted hijos?
   -No
   -¿Pareja?
   -No
   -¿Sabe ústed cómo se reproducen las estrellas de mar?
   -No
   -Las estrellas de mar se reproducen asexualmente. O sea, de un miembro de ella se crea una copia de ella misma.
   -¿Esto tiene que ver con mi pierna?
   -¿Con que frecuencia practica sexo?
   -La verdad es que poca.
   -Dígame la verdad
   -La verdad es que nada de nada, desde hace ... Ni me acuerdo.
   -Entonces su cuerpo esta tratando de reproducirse asexualmente.
   -¿Está seguro de eso?
   -Le daré cita para el miércoles y le haremos unas pruebas. Así nos aseguraremos.
   -Entonces ¿Saldrá un clon mio de la pierna?
   -Supongo que si.
   -¿Y me crecerá de nuevo mi pierna?
   -Le haremos pruebas para saberlo.

Más tarde, Ele se fue a casa a saltitos y con la pierna en la bolsa. En parte le hacia ilusión tener un clon, ya que no tenía hermanos. Pensó que igual le haría falta una cuna para poner la pierna. Se esperaría hasta el miércoles para tomar decisiones.